Fluir
Hay algo bueno en cada ser,Una bellaza singular, una maravillosidad que lo hace exepcional!Esa irrepetible relación entre nosotros y el amor,Semilla virgen que dio vida en el cosmos,La creación de la creación.Y asi se origino,Buscando el equilibrio se desarrollo,Es que el universo es tan sencillo de verPero puta que es dificil comprender!.La esencia de la vida es la simplezaPero la nuestra cada vez es más complejaLa esencia de la vida es la simplezaPero la nuestra es tan dificil de ver.Será que no la estamos tratando bien?Será que no la estamos escuchando bien?.Logra entrar en la conexiónAtravezando tu propio yo,Dejalo abajo y empieza a fluirFormando así cada parte del todo.No trates de ganar,Ni de apurarte en llegar,La experiencia es conocimientoNo mires atrás, ni tan más allaLo importante esta sucediento ya!Será que no la estamos tratando bien?Será que no la estamos escuchando bien?Logra entrar en la conexión,Atravezando tu propio yo,Dejalo abajo y empieza a fluirFormando así cada parte del todo.Formando así cada parte del todo,Entrando en la conexión...Logra entrar en la conexión,Atravezando tu propio yo,Dejalo abajo y empieza a fluir,Formando así cada parte del todo.Formando así cada parte del todo...Entrando en la conexión...
Y así será.CARAJO; del Cd Atrapasueños.
No es un simple regalo
- Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj.
Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia a comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.
- Instrucciones para dar cuerda al reloj.
Allá en el fondo está la muerte, pero no tenga miedo. Sujete el reloj con una mano, tome con dos dedos la llave de la cuerda, remóntela suavemente. Ahora se abre otro plazo, los árboles despliegan sus hojas, las barcas corren regatas, el tiempo como un abanico se va llenando de sí mismo y de él brotan el aire, las brisas de la tierra, la sombra de una mujer, el perfume del pan.
¿Qué más quiere, qué más quiere? Átelo pronto a su muñeca, déjelo latir en libertad, imítelo anhelante. El miedo herrumbra las áncoras, cada cosa que pudo alcanzarse y fue olvidada va corroyendo las venas del reloj, gangrenando la fría sangre de sus pequeños rubíes. Y allá en el fondo está la muerte si no corremos y llegamos antes y comprendemos que ya no importa.
Julio Cortázar; Historias de Cronopios y de Famas.
Leyendo a J. L. Borges
"(...) todos los hechos que pueden ocurrirle a un hombre, desde el instante de su nacimiento hasta el de su muerte, han sido prefijados por él. Así, toda negligencia es deliberada, todo casual encuentro una cita, toda humillación una penitencia, todo fracaso una misteriosa victoria, toda muerte un suicidio. No hay consuelo más hábil que el pensamiento de que hemos elegido nuestras desdichas; esa teleología individual nos revela un orden secreto y prodigiosamente nos confunde con la divinidad."
"Todo, en aquellos años, era distinto; hasta el sabor del sueño (yo, quizá, nunca fui plenamente feliz, pero es sabido que la desventura requiere paraísos perdidos). No hay hombre que no aspire a la plenitud, es decir a la suma de experiencias de que un hombre es capaz; no hay hombre que no tema ser defraudado de alguna parte de ese patrimonio infinito."
"Pensé: Me satisface la derrota, porque secretamente me se culpable y sólo puede redimirme el castigo. Pensé: Me satisface la derrota, porque es un fin y ya estoy muy cansado. Pensé: Me satisface la derrota, porque ha ocurrido, porque está innumerablemente unida a todos los hechos que son, que fueron, que serán, porque censurar o deplorar un solo hecho real es blasfemar del universo. Esas razones ensayé, hasta dar con la verdadera".
J. L. Borges; El Aleph.