Años caracol
LUCAS, SUS LARGAS MARCHASTodo el mundo sabe que la Tierra está separada de los otros astros por una cantidad variable de años luz. Lo que pocos saben (en realidad, solamente yo) es que Margarita está separada de mí por una cantidad considerable de años caracol. Al principio pensé que se trataba de años tortuga, pero he tenido que abandonar esa unidad de medida demasiado halagadora. Por poco que camine una tortuga, yo hubiera terminado por llegar a Margarita, pero en cambio Osvaldo, mi caracol preferido, no me deja la menor esperanza. Vaya a saber cuándo se inició la marcha que lo fue distanciando imperceptiblemente de mi zapato izquierdo, luego que lo hube orientado con extrema precisión hacia el rumbo que lo llevaría a Margarita. Repleto de lechuga fresca, cuidado y atendido amorosamente, su primer avance fue promisorio, y me dije esperanzadamente que antes de que el pino del patio sobrepasara la altura del tejado, los plateados cuernos de Osvaldo entrarían en el campo visual de Margarita para llevarle mi mensaje simpático; entre tanto, desde aquí podía ser feliz imaginando su alegría al verlo llegar, la agitación de sus trenzas y sus brazos.Tal vez los años luz son todos iguales, pero no los años caracol, y Osvaldo ha cesado de merecer mi confianza. No es que se detenga, pues me ha sido posible verificar por su huella argentada que prosigue su marcha y que mantiene la buena dirección, aunque esto suponga para él subir y bajar incontables paredes o atravesar íntegramente una fábrica de fideos. Pero más me cuesta a mí comprobar esa meritoria exactitud, y dos veces he sido arrestado por guardianes enfurecidos a quienes de tenido que decir las peores mentiras puesto que la verdad me hubiera valido una lluvia de trompadas. Lo triste es que Margarita, sentada en su sillón de terciopelo rosa, me espera del otro lado de la ciudad. Si en vez de Osvaldo yo me hubiera servido de los años luz, ya tendríamos nietos; pero cuando se ama larga y dulcemente, cuando se quiere llegar al término de una paulatina esperanza, es lógico que se elijan los años caracol. Es tan difícil, después de todo, decidir cuáles son las ventajas y cuáles los inconvenientes de esas opciones.Julio Cortázar, Un tal Lucas.
La música es una tierra de nadie...
"(...) y esa noche escuchó el disco y creo que lloró por muchas cosas, solo en su cuarto y borracho de autocompasión (...). Lloró sin saber demasiado porque lloraba, qué oscuro llamado lo requería desde esa balada que ahora, ahora sí, cobraba todo su sentido, su cursi hermosura.(...) Claro, doctor Freud, siempre la araña y todo eso. Pero la música es una tierra de nadie donde poco importa que Turandot sea frígida o Siegfried ario puro, los complejos y los mitos se resuelven en melodías y qué, sólo cuenta una voz murmurando las palabras de la tribu, la recurrencia de lo que somos, de lo que vamos a ser (...)"Julio Cortázar; Un tal Lucas.
El no ya lo tenés
"(...) Porque el comportamiento que uno tiene lo aplica a lo que tenga. Si tenés con qué hacerlo y sino lo tenés, lo hacés. Y si no lo tenés lo hacés con lo único que tenés que sos vos. Todo lo demás es sustituible, puede ser mejor o peor, pero si no estás vos con esa pulsión, no funciona nada. Por más que tengas las mejores cosas del mundo. Si no hay pulsión, si no tenés algo adentro que te mueva a hacerlo. Porque además hay mucha gente que teniendo todas esas condiciones le falta justamente esa posibilidad de romper con el no, porque el no lo tenés, ya está, el no es la sociedad. Y como está ese no, vos tenés tu pequeño sí, que no le tiene que molestar a nadie. Porque vos no le estás diciendo no, le estás diciendo sí. Sí a un no grande. Y vos decís sí, chiquito, pero mi sí va para adelante. Y chau, y atravezás ese no. ¿Viste que la ene tiene como dos piernas?, pasás por debajo de las piernas de la ene y seguís. No estás jodiendo a nadie."Entrevista a Ricardo Mollo, de su pág. de Internet.
Angustia
Me estoy atando los zapatos, contento, silbando, y de pronto la infelicidad. Pero esta vez te pesqué, angustia, te sentí previa a culquier organización mental, al primer juicio de negación. Como un color gris que fuera un dolor y fuera el estómago. Y casi a la par (pero después, esta vez no me engañás) se abrió paso el repertorio inteligible, con una primera idea explicatoria: "y ahora vivir otro día, etc". De donde se sigue: "Estoy angustiado porque...etc". Las ideas a vela, impulsadas por el viento primordial que sopla desde abajo (pero abajo es sólo una localización física). Basta un cambio de brisa (¿pero qué es lo que la cambia de cuadrante?) y al segundo están aquí las barquitas felices, con sus velas de colores. "Después de todo no hay razón para quejarse, che", ese estilo.Julio Cortázar, Rayuela.